La experiencia en nutrición de bivalvos de la División de Nutrición de Acuinuga comienza con el proyecto de I+D “Elaboración industrial de dietas microaglomeradas y microencapsuladas”, dentro del Plan nacional de Alimentación, cuyos resultados presentamos en el Congreso Nacional de Acuicultura celebrado en Santander (España) en el año 2001. Este proyecto de investigación aplicada tuvo como objetivo la producción experimental de nuevas microdietas que permiten una alimentación ajustada a las necesidades de cada especie y fase de desarrollo del cultivo, elaboradas a partir de materias primas de origen local.
Estas dietas pretenden disminuir la necesidad de fitoplancton y zooplancton, dietas vivas de elevado precio y complejidad en su manejo. La sustitución de dietas vivas por microdietas inertes permite la producción de semilla a lo largo de todo el año, independientemente de la cantidad de alimento natural disponible, además de corregir la heterogeneidad en el tamaño y composición de las partículas, disminuyendo los costes de producción.
Consideramos varios factores en la producción de microdietas, como la formulación de la dieta, puesto que cada especie y estado de desarrollo presenta diferentes requerimientos nutricionales; y la flotabilidad del alimento, que debe permitir que éste se distribuya uniformemente en columna de agua y se mantenga disponible para los animales, que en estado larvario tienen un rango de desplazamiento muy limitado. La flotabilidad variará además en dependencia de la salinidad. Asimismo el tamaño de la comida debe tener en cuenta el tamaño de la boca de cada animal, pues un tamaño excesivo de las partículas hace imposible su ingesta y un tamaño muy reducido obliga al animal a invertir demasiada energía en su captura e ingesta, afectando a su crecimiento. Nuestro innovador proceso de producción permite la producción de alimentos con rango de partículas entre 3 y 500 micras de diámetro, manteniendo la máxima homogeneidad.
Finalmente, la calidad del agua es un factor clave para el correcto desarrollo larvario del cultivo. Para ello incorporamos en fórmula ingredientes que mantienen la integridad de la partícula en el agua y son favorecedores de su calidad, como correctores de pH y sustancias nitrificantes que minimizan la producción de amonio. Los datos de las pruebas realizadas hasta el momento revelan un éxito en la sustitución del alimento vivo de hasta un 80%, y de una reducción de costes de producción de hasta el 60%, según especies, fases de desarrollo y sistema de producción.
Desde entonces, el interés en la producción de semilla y juveniles de bivalvos ha ido en aumento, trascendiendo el ámbito de la producción alimentaria para interesar a proyectos de regeneración ambiental, gestión del litoral, repoblación o estrategias de captación de carbono (CSS). Con un contenido en proteína por caloría más elevado que el de la carne de vacuno, ricos en ácidos grasos omega 3 y un potente complejo macro y micromineral, la producción de bivalvos resulta muy atractiva desde el punto de vista nutricional.
Además, la fijación de carbonato cálcico necesaria para la formación de su exoesqueleto o concha, así como una muy reducida huella de carbono, inferior a la de la producción de carne en ganadería o piscicultura, e incluso menor que la de muchos cultivos agrícolas como el trigo, soja o arroz, hacen del cultivo de bivalvos una actividad extraordinariamente sostenible. Su gran capacidad de clarificación del agua, al tratarse de organismos filtradores, les convierten en herramientas biológicas de gran utilidad para la consolidación de proyectos medioambientales, que implican una fuerte remoción de sedimentos (dragado, movimiento de tierras, regeneración medioambiental de áreas eutróficas, consolidación del litoral, etc.).
Recientemente, una serie de proyectos han identificado al período de depuración, durante el que los bivalvos se mantienen en tanques con agua tratada durante 48 horas tras la cosecha para garantizar su idoneidad sanitaria antes de su comercialización, como una ventana de oportunidad para la aplicación de nuevas estrategias nutricionales.
A diferencia de la mayoría de alimentos proteicos de origen animal, la vianda de bivalvos se consume íntegra incluyendo su tracto digestivo, lo que permite utilizarlos como vehículo para la ingesta de nutrientes administrados durante la depuración, que serán así rápidamente accesibles al consumidor. Se trata de una estrategia mucho más efectiva para la fortificación de alimentos en micronutrientes (minerales, pigmentos, vitaminas) que la fortificación de piensos ganaderos, al tener éstos que ser consumidos durante largos períodos por los animales para elevar los niveles basales en sus tejidos. Las estrategias de fortificación alimentaria han ganado relevancia para la corrección de déficits minerales como el yodo o el hierro en carnes ecológicas, o las vitaminas A y D y sus precursores, de gran importancia en la respuesta inmunitaria ante el coronavirus SARS-CoV2.
No obstante, y en nuestra experiencia que ya se dilata por más de 20 años, la excesiva regulación característica del entorno sureuropeo hace muy difícil avanzar no solamente en la innovación nutricional en bivalvos, si no en términos generales, en la mejora de su producción. A la inseguridad jurídica para la implantación de nuevas instalaciones de cultivo en el litoral, así como la descoordinación administrativa, con una pléyade de organismos interviniendo sin un criterio común -cuando no directamente enfrentados entre sí -, se suman marcos normativos frecuentemente obsoletos que dificultan y retrasan la incorporación de nuevos desarrollos.
Este fue el caso, por ejemplo, del diagnóstico de biotoxinas lipofílicas en mejillón, responsables de un gran número de cierre de polígonos de cultivo y con gran incidencia en la rentabilidad de la producción. La sustitución del método tradicional para su detección mediante bioensayo en ratón a métodos cromatográficos más modernos necesitó de más de una década para su implantación. Pueden citarse asimismo la regulación de nuevas tecnologías de tratamiento del agua durante la depuración, todavía concentrada en estrategias hoy prácticamente obsoletas como la cloración, ozonización o irradiación ultravioleta, o la lentitud en la implantación de programas efectivos para la monitorización de enfermedades infecciosas mediante técnicas moleculares de detección (Marteilia, Bonamia, herpesvirus, Perkinsus etc.).
Desde una perspectiva regional, cuando la producción de semilla mejorada de mejillón permanece sin resolver luego de varias décadas de intentos fallidos en Galicia, que es líder europeo con un volumen anual de producción próximo a las 300.000 toneladas, difícilmente puede esperarse que estrategias mucho más ambiciosas como la fortificación alimentaria de bivalvos durante la depuración vean con éxito su implantación en la industria acuícola local. El liderazgo tecnológico necesita de hechos, no de palabras. Y cuando se pierde el liderazgo tecnológico, la siguiente derrota es la del liderazgo de producción.