Abanqueiro, Camariñas, Carril, Noia, Punta Quilma, O Vicedo…en los últimos años han sido generosamente financiados con fondos públicos muchos criaderos para la producción de semilla de bivalvos en Galicia que se encuentran hoy cerrados, en el mejor de los casos, o en condiciones ruinosas muchos de ellos. La consecuencia última ha sido el desabastecimiento prácticamente absoluto de semilla de origen local, coincidente con niveles bajos de productividad natural en playas y parques, y episodios recurrentes de mortalidades masivas e inexplicadas de almeja, berberecho, ostra y otros moluscos de interés comercial. La dependencia prácticamente total de semilla de terceros países no sólo nos deja en una posición vulnerable económica, tecnológica y biológicamente, al favorecerse la introducción de bacterias, virus y parásitos foráneos en nuestras costas. Representa también el fracaso de la estrategia regional para el autoabastecimiento de semilla, base primordial del marisqueo y motor de una actividad económica que ocupa a decenas de embarcaciones y miles de hombres y mujeres en un contexto laboral ya de por sí muy duro.
A pesar de que en este ámbito las responsabilidades suelen ser compartidas, la mala gestión, la ausencia de enfoque empresarial, la incapacidad para resolver problemas técnicos complejos, entornos académico e institucional poco vinculados a la economía real y la falta de programas de acompañamiento y supervisión para garantizar el éxito de estas iniciativas parecen las causas fundamentales. En cualquier caso es difícil justificar en la actualidad el dispendio de preciosos recursos públicos que suponen las subvenciones para la adquisición de semilla importada, cuando las infraestructuras para producirla permanecen sin actividad, abandonadas o infrautilizadas en nuestras costas.
A la vista de las nuevas tecnologías para el tratamiento del agua que se han desarrollado específicamente para esta aplicación, y los nuevos protocolos de cultivo larvario y preengorde que han dado tan buenos resultados en otros países, una estrategia razonable favorecería la recuperación de estas instalaciones para la producción de semilla, producto con una fuerte demanda en la actualidad, consecuencia del repunte del consumo nacional. Ya no se trata sólo de poner en valor activos importantes para la producción y la dinamización del sector primario, que han sido financiados por los contribuyentes al amparo de autorizaciones especiales en espacios naturales protegidos. Se trata también de favorecer la transición desde una mentalidad extractiva hacia otra productiva, reduciendo la dependencia por ayudas directas, aprovechando un entorno de mercado favorable y utilizando estas herramientas en la generación de la riqueza y el empleo que tanto necesitamos para consolidar nuestra recuperación.